Los domingos
bailo
con los pies azules
y el cabello trenzado
aplasto el dolor
que duele
angustiado
apretando el vientre
las manos al sol
atravesando las figuras
irregulares
manchas de cobre
inclinadas al norte
tropiezo
giro y caigo
ya no sangro
y me desconocen
nadie danza
como yo sé
y guardo la nostalgia
en el calambre
de nadie.