Me quiero disculpar por haberte querido tanto y casi obligarte a que hicieras lo mismo conmigo, por todas las veces que lloré esperando a que me dijeras lo que yo quería escuchar.
Te pido perdón por equivocarme, por pedirte que te quedaras aun cuando sólo querías escapar, por decirte la verdad y lastimarte. También te pido perdón por ofrecerte un amor tan grande, algo que no estabas listo para recibir; por aferrarme y por luchar.
Pero, sobre todo, te pido perdón por permitirte hacerme tanto daño, por enojarme, por no dormir, por no comer y por quedarme a pesar de saber que tú ya te habías ido.